Seguramente cuando Mary empezó a escribir, con tan solo 18 años, esta novela no pensó en la repercusión que tendría en ese momento y muchos siglos después hasta la actualidad. Pues en su inicio fue escrito como cuento corto cuando Lord Byron propuso a sus amigos redactar una historia de fantasmas como mero entretenimiento.
Claramente la obra de Shelley fue la ganadora, publicándose en 1818 como novela de terror gótica. Lo curioso y a resaltar es que fue publicada, pero de forma anónima, con una dedicatoria a W. Godwin y una presentación de Percy B. Shelley, lo que en ese momento hizo que se le atribuyera a él su autoría. Además, estudios posteriores demostraron que, aunque se encontraron correcciones y anotaciones en la obra por parte de Percy, la autora original de la obra fue Mary.
En relato se nos narra la historia de un amante de la ciencia, Víctor Frankenstein el cual comienza a experimentar con cadáveres hasta que es capaz de dar vida, de manera artificial a uno de ellos, que escapa en aquel momento. Tras esto, esta creación va narrando el rechazo, la soledad y el miedo que tuvo que pasar después de que se le otorgara la vida.
Por ello además de ser una novela llena de misterio y oscuridad esta obra está plagada de reflexiones éticas y filosóficas sobre el principio de la vida, los avances de la ciencia y la tecnología en las vidas humanas y las consecuencias propias de nuestros actos, pues Víctor no se hace responsable de su creación hasta tal punto que no le pone nombre, dejándolo expuesto a las vicisitudes de esa nueva y única vida.
Sobre este libro
Añadido a la biblioteca el 05-04-2018
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Escritoras que marcaron la historia
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Si nuestros impulsos estuvieran limitados al hambre a la sed y al deseo, podríamos ser casi libres; pero, en cambio, nos conmueve cada viento que sopla, una palabra dicha al azar o una imagen que esa palabra pueda comunicarnos
Vi cómo se marchitaba y acababa por perderse la belleza; cómo la corrupción de la muerte reemplazaba la mejilla encendida; cómo los prodigios del ojo y del cerebro eran la herencia del gusano
¿Era el hombre, efectivamente, tan poderoso, tan virtuoso y magnífico, y no obstante tan depravado y tan bajo? Unas veces parecía un mero vástago del principio del mal; otras,lo más noble y divino que cabe imaginar.