La caída de la Casa Usher de Allan Poe, Edgar

Las mejores frases de La caída de la Casa Usher 14 frases

Descubre las mejores citas y frases del libro La caída de la Casa Usher escrito por Allan Poe, Edgar.

Vota por tus favoritas, compártelas en tus redes y si lo deseas también puedes descargar el libro La caída de la Casa Usher

Frases de La caída de la Casa Usher

En el más verde de los valles que habitan ángeles benéficos, erguíase un palacio lleno de majestad y hermosura. ¡Dominio del rey Pensamiento, allí se alzaba! Y nunca un serafín batió sus alas sobre cosa tan bella

1020

Me ocurría a veces, en realidad, pensar que su mente, agitada sin tregua, estaba torturada por algún secreto opresor, cuya divulgación no tenía el valor para efectuar

972

¿No lo oyes? Sí, yo lo oigo y lo he oído. Mucho, mucho tiempo... muchos minutos, muchas horas, muchos días lo he oído, pero no me atrevía... ¡Ah, compadéceme, mísero de mí, desventurado! ¡No me atrevía... no me atrevía a hablar! ¡La encerramos viva en la tumba!

971

Era un gris día de otoño y el cielo estaba repleto de largas nubes negras. Todo el día había montado a caballo a través del campo llano e indiferente, pero por fin, cuando la oscuridad empezó a acechar, vi el fin de mi viaje

967

¿Por qué, me pregunté, la casa de Usher me hacía sentir tan triste? Nunca encontré respuesta

920

Y los viajeros, desde el valle, por las ventanas ahora rojas, ven vastas formas que se mueven en fantasmales discordancias, mientras, cual espectral torrente, por la pálida puerta sale una horrenda multitud que ríe… pues la sonrisa ha muerto

799

Y de rubíes y de perlas era la puerta del palacio, de donde como un río fluían, fluían centelleando, los Ecos, de gentil tarea: la de cantar con altas voces el genio y el ingenio de su rey soberano

783

Ahí, en frente de mí, estaba la casa de Usher. E inmediatamente -no sé por qué- un extraño sentimiento de profunda melancolía descendió sobre mí y me cubrió como una manta. Miré en la vieja casa con sus altos muros de piedra y angostas ventanas. Miré hacia la fina hierba seca y los viejos árboles agonizantes, una fría mano parecía tomar mi corazón

779

Había un lago junto a la casa, entonces monté a mi caballo hasta la orilla. Quizá desde aquí la casa no parecía tan triste, tan llena de tristeza. Miré en el espejo de agua oscura y volví a ver los ojos...

773

Amarillos pendones, sobre el techo flotaban, áureos y gloriosos (todo eso fue hace mucho, en los más viejos tiempos); y con la brisa que jugaba en tan gozosos días, por las almenas se expandía una fragancia alada

757

Mas criaturas malignas invadieron, vestidas de tristeza, aquel dominio. (¡Ah, duelo y luto! ¡Nunca más nacerá otra alborada!) Y en torno del palacio, la hermosura que antaño florecía entre rubores, es sólo una olvidada historia sepulta en viejos tiempos

744

Me sentí frío y seco, no pude encontrar ningún pensamiento feliz para alejar mi tristeza

735

El edificio no presentaba el menor síntoma de inestabilidad

732

Era una sensación glacial, un abatimiento, una náusea en el corazón, una irremediable tristeza de pensamiento que ningún estímulo de la imaginación podía impulsar a lo sublime

710

Estadísticas de este libro

Publicado: 20-04-2022

Número de veces visto: 51301

Total de descargas: 31489