Mientras el trato asocial e indigno dado al hombre provoque resistencias, y mientras no se hayan instituido autoridades judiciales encargadas de reparar los daños, siempre él más fuerte vencerá en la lucha.
La gran masa cede ante todo al poder de la oratoria. Todos los grandes movimientos son reacciones populares, son erupciones volcánicas de pasiones humanas y emociones afectivas aleccionadoras, ora por la diosa cruel de la miseria, ora por la antorcha de la palabra lanzada en el seno de las masas – pero jamás por el almíbar de literatos estetas y héroes de salón.
El hombre no debe actuar en política antes de los treinta años, porque hasta esa edad se está formando en su mentalidad una plataforma desde la cual podrá él analizar los diversos problemas políticos y definir su posición frente a ellos… De otro modo corre el peligro de tener que cambiar un día de opinión en cuestiones fundamentales o de quedar – en contra de su propia convicción – estratificado en un criterio ya relegado por la razón y el entendimiento.
El objetivo por el cual tenemos que luchar es el de asegurar la existencia y el incremento de nuestra raza y de nuestro pueblo; el sustento de sus hijos y la conservación de la pureza de su sangre; la libertad y la independencia de la patria, para que nuestro pueblo pueda llegar a cumplir la misión que el Supremo Creador le tiene reservada.
Una alianza será tanto más fuerte cuanto mayor sea la expectativa de las partes contrayentes por lograr finalidades tangibles y de carácter expansivo.
La masa se inclina más fácilmente hacia el que domina que hacia el que implora, y se siente más íntimamente satisfecha de una doctrina intransigente que no admita paralelo, que del goce de una libertad que generalmente poco le sirve.
Aquél que jamás haya estado al alcance de la terrible serpiente de la miseria jamás llegará a conocer sus fauces ponzoñosas. Cualquier otro camino lleva tan sólo a una charlatanería banal o a una mentida sentimentalidad.
Mientras existan entre los patrones individuos de escasa comprensión social o que incluso carezcan de sentimiento de justicia y equidad, no solamente es un derecho, sino un deber el que sus dependientes, representando una parte de la nacionalidad, velen por los intereses del conjunto frente a la codicia o el capricho de uno solo.
Publicado: 18-03-2014
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